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| Puede ser difícil distinguir entre una abeja silvestre y una controlada. SanderMeertinsPhotography / Shutterstock |
16 octubre 2025.- Podrías pensar que las abejas melíferas están prosperando; después de todo, la industria de la miel está en auge y sus abejas reciben un excelente cuidado por parte de los apicultores. Pero no todas las abejas viven en colmenas. En toda Europa, las colonias aún viven en estado salvaje, anidando en cavidades de árboles y otros espacios naturales, tal como lo hicieron sus ancestros durante millones de años.
Ahora, por primera vez, estas poblaciones de abejas silvestres han sido catalogadas oficialmente como en peligro de extinción en la Unión Europea . Así lo indica la última actualización de la Lista Roja de la UICN , la base de datos oficial mundial sobre el estado de conservación de las especies.
La abeja melífera occidental tiene una larga historia con los humanos. La gente ha mantenido colonias de abejas durante miles de años, desde los antiguos egipcios, quienes las mantenían en colmenas rudimentarias para cosechar miel. Pero es la apicultura moderna, con sus colmenas móviles y polinización comercial, la que ha tenido el mayor impacto en la especie.
Por ello, hoy en día la abeja melífera occidental existe en dos formas: las colonias controladas, mantenidas en colmenas, y las abejas silvestres, que viven independientemente de las personas. Ambas pertenecen a la misma especie, Apis mellifera , pero sus vidas y perspectivas son radicalmente diferentes.
Las abejas melíferas controladas se han enfrentado a crisis ampliamente reportadas desde la década del 2000, cuando apicultores de todo el mundo comenzaron a notar pérdidas alarmantes en sus colmenas . Desde entonces, científicos han colaborado con apicultores para investigar las causas y reducir la mortalidad de las colonias .
Debido a esto, la especie en su conjunto se percibe generalmente como amenazada. Pero la realidad es más compleja. Si bien es cierto que las colonias gestionadas siguen sufriendo grandes pérdidas, los apicultores las cuidan activamente y los investigadores las estudian. No ocurre lo mismo con sus congéneres silvestres, que, hasta hace poco, estaban relativamente poco estudiadas, especialmente en Europa.
La falta de conocimiento llevó a varios investigadores europeos a investigar las abejas melíferas que viven en libertad. Estas colonias se han documentado en Irlanda y el Reino Unido, en parques nacionales de Francia, en los bosques de Alemania, Suiza y Polonia, a lo largo de Italia e incluso en ciudades como Belgrado, en Serbia. Actualmente, se están estudiando para comprender si pueden formar poblaciones autosuficientes capaces de vivir sin ayuda humana.
Seguimiento de abejas por toda Europa
Para conectar estos proyectos de investigación independientes, en 2020 se creó la iniciativa global Honey Bee Watch. Su objetivo: comprender mejor cómo viven las abejas en la naturaleza. En el marco de esta coalición, he formado parte de un equipo de 14 científicos y expertos que han trabajado con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para reevaluar el estado de conservación de las poblaciones silvestres de A. mellifera .
Esto formó parte de un esfuerzo monumental para actualizar la Lista Roja Europea de Abejas, liderado por investigadores de la Universidad de Mons en Bélgica, que examinó el estado de conservación de casi 2.000 especies, muchas de ellas por primera vez.
En 2014, las poblaciones silvestres de A. mellifera fueron catalogadas como “con datos insuficientes” en Europa porque no había suficiente información para responder a una pregunta que parecía bastante simple: si se encuentra una colonia viviendo en un árbol, ¿cómo podemos saber si es verdaderamente silvestre o ha escapado de una colmena controlada?
Una nueva definición de 'silvestre'
Nuestra nueva evaluación adoptó un enfoque diferente. Las abejas melíferas no están verdaderamente domesticadas, ya que los apicultores nunca han podido evitar por completo que se reproduzcan con otras colonias, ya sean silvestres o criadas. Esto significa que las diferencias genéticas entre las colonias criadas y las silvestres suelen ser confusas.
En lugar de intentar trazar una línea genética que las separe, adaptamos la definición de "silvestre" de la UICN en relación con las abejas melíferas. Esto significó que definimos las poblaciones de abejas melíferas silvestres con base en dos criterios:
En primer lugar, viven libremente sin necesidad de control. Y en segundo lugar, pueden mantener su población de forma independiente sin depender de la introducción de nuevas colonias, como las que escaparon de colmenas controladas.
Al utilizar la ecología en lugar de la genética para definir a las abejas silvestres pudimos evaluar mejor su estado de conservación.
En peligro de extinción en la UE
Europa tiene la menor densidad de colonias de vida libre del mundo, ya que las colmenas gestionadas superan con creces a las silvestres. Y, gracias a un análisis reciente realizado por nuestros colegas evaluadores, sabemos que su número está disminuyendo.
Combinado con evidencia de pérdida de hábitat, parásitos invasores, enfermedades e hibridación mediada por humanos, el panorama que surgió fue claro: las abejas silvestres están realmente en problemas.
Por ello, su estatus en la Lista Roja se ha actualizado a "en peligro de extinción dentro de la Unión Europea". Sin embargo, en la región paneuropea en general, siguen presentando deficiencias de datos debido a la escasez de información sobre zonas como los Balcanes, el Báltico, Escandinavia y Europa del Este.
Proteger a las abejas silvestres no se trata solo de salvar una especie emblemática, sino de salvaguardar nuestra seguridad alimentaria, biodiversidad y ecosistemas para el futuro. Las poblaciones que sobreviven en la naturaleza son aquellas que desarrollaron de forma natural la capacidad de lidiar con parásitos, enfermedades y otras condiciones adversas que pueden devastar las colmenas gestionadas. Representan una reserva genética vital que podría ayudar a que tanto las abejas silvestres como las gestionadas sean más resilientes ante futuras amenazas.
La nueva evaluación de especies en peligro de extinción es un reconocimiento formal de que las abejas silvestres son fauna nativa que necesita conservación. Ya no podemos permitirnos dejarlas sin estudiar ni proteger.
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