turismo, Potes, Cantabria
Potes es uno de los pueblos más atractivos de Cantabria, en el norte de España. La villa se sitúa en el centro de la histórica comarca de Liébana, una zona rodeada de espectaculares montañas y en la que confluyen ríos y arroyos.
A los viajeros entusiastas de los puentes, Potes les encantará. Y es que este bello pueblo cántabro es cruzado por cinco puentes diferentes. Y cada uno da una perspectiva diferente del pueblo. Ubicado en el corazón de la comarca de Liébana, es la base perfecta para descubrir los Picos de Europa.
Capital de la comarca de Liébana, en Cantabria, este escenario maravilloso y único a los pies de los Picos de Europa que es Potes invita al viajero a disfrutar de un enclave privilegiado declarado Bien de Interés Cultural.
La repoblación de la zona fue ideada y organizada por Alfonso I de Asturias en el siglo VIII. Su estratégica situación geográfica la convirtió, ya desde el siglo X, en el centro comercial y administrativo más importante de la comarca lebaniega: lugar en el que se celebraban ferias de ganado o mercados a los que acudían todos los vecinos de la zona para comprar y vender provisiones, mercancías o animales.
Potes o Pontes, como así la denominaron los romanos, debe su nombre a los distintos puentes que cruzan los tres ríos que confluyen en la villa: Bullón, Quiviesa y Deva. Potes es también encrucijada de caminos y carreteras procedentes de los principales valles de la región: Valdebaró, Valdeprado, Cereceda y Cillorigo.
Confluencia del río Quiviesa en el río Deva./RodelarEl municipio cántabro fue señorío del infante Tello (siglo XIV), hijo del rey Alfonso XI de Castilla, y desde 1445 perteneció al Marqués de Santillana, y sus descendientes, los duques del Infantado.
La casa torre del Infantado (siglo XIV), que preside el casco antiguo de la villa cántabra y forma una bonita estampa con los Picos de Europa de fondo, es el edificio más notable de Potes y uno de los más interesantes de Cantabria. Antaño fue una cárcel, pero ahora regala felicidad… y vistas: en la última planta se abre un mirador con vistas espectaculares al paisaje que lo rodea: a los ríos Deva y Quiviesa, el monte de la Viorna y los Picos de Europa. Es sede actual del Ayuntamiento.
La torre es el mejor comienzo para una visita a la villa medieval, que debe seguir por los barrios de la Solana y el Sol y debe rematar en un almuerzo de cocido lebaniego.
Los sólidos muros de la torre han sido testigos silenciosos de la larga historia del pueblo, desde las disputas nobiliarias entre las familias Manrique y Mendoza en la Edad Media hasta su activa participación en la Guerra de la Independencia.
A pesar de que fue destruida durante la Guerra Civil, la capital lebaniega ha sabido mantener su noble carácter y su histórica hidalguía. Sin duda, el viajero apreciará ese legendario sabor recorriendo las estrechas calles de piedra y los balcones blasonados.
El encanto del trazado urbano adquiere una singular originalidad gracias a los puentes. El puente de San Cayetano es uno de los más curiosos. También podemos encontrar el puente de la Cárcel, que salvan la corriente fluvial entre las calles. En ese sentido, merece la pena recorrer el barrio de La Solana, muy visitado por los turistas
En la plaza Jesús de Monasterio se encuentran la iglesia parroquial de San Vicente (siglo XIX), la antigua iglesia de San Vicente, de estilo gótico, y el monumento a Jesús de Monasterio, violinista nacido aquí.
La primera guarda en su interior algunos magníficos retablo barrocos del siglo XVIII, pero sin duda es la iglesia antigua la que ofrece mayor interés. Junto con la torre, es el otro símbolo de Potes, ya que a lo largo de la historia dio muestras de su independencia frente a la influencia de Santo Toribio.
En el barrio del Sol destacan la casona de La Canal, actual casa de cultura, y la hermosa torre de Orejón de la Lama (siglo XV), de planta cuadrada y tres alturas, pináculos y ventanales góticos y escudos de armas en su fachada.
Foto:ShutterstockEl recorrido por el patrimonio monumental y artístico de Potes puede completarse si se visita el convento de San Raimundo, las torres de Calseco y de los Osorio, ambas del siglo XVIII, y tres interesantes ermitas: San Cayetano, Virgen del Camino y la de la Virgen de Valmayor.
Gracias a su impresionante entorno natural, Potes también es un destino ideal para practicar deportes en cualquier época del año. La lista es extensa: senderismo, bicicleta de montaña, escalada, esquí de travesía, parapente, caza, pesca…
De gastronomía, como de puentes, tampoco andan faltos. Seguro que el cocido lebaniego y los frixuelos -un tipo de crepes dulces- harán las delicias de los gastro-viajeros. No te vayas de la villa sin degustar su gastronomía con platos como el cocido lebaniego y los guisos de carne de caza. Mención destacada merece el orujo, su famoso licor de elaboración artesanal. Puedes comprar este producto y otros cada lunes en un mercado tradicional muy arraigado en la región.
Potes celebra sus fiestas más populares, la del Orujo, en el mes de noviembre; y la "La Santuca", en mayo. Además, en noviembre tiene lugar una de las ferias ganaderas más importantes y concurridas de toda Cantabria.
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