ciencia, envejecimiento
La investigación está revelando los mecanismos celulares que vinculan el bienestar mental y la longevidad.
19 junio 2025.- Podría existir una paradoja en la biología del envejecimiento. A medida que envejecemos, nuestro metabolismo tiende a ralentizarse, perdemos masa muscular y quemamos muchas menos calorías. Sin embargo, ciertas células en las personas mayores parecen hacer exactamente lo contrario: consumen más energía que cuando eran jóvenes.
Estos devoradores potenciales de energía son células senescentes , células más viejas que han dejado de dividirse y ya no realizan las funciones esenciales que solían realizar. Debido a que parecen inactivas, los biólogos habían asumido que las células senescentes, similares a zombis , consumen menos energía que sus contrapartes más jóvenes, que se replican activamente.
A medida que las personas envejecen, una población creciente de células comienza a consumir más energía, tal vez porque las células acumulan daños que las llevan a acelerar procesos como la inflamación. Una hipótesis emergente sugiere que el cerebro se adapta a estas "células senescentes" que acaparan la energía al despojar de recursos a otros procesos biológicos, lo que en última instancia resulta en signos externos de envejecimiento, como el cabello gris o una reducción de la masa muscular.
Es un ejemplo de una creciente comprensión de cómo nuestros cerebros controlan el envejecimiento y cómo el estrés psicológico puede acelerar el proceso a nivel molecular.
El envejecimiento ha sido durante mucho tiempo visto como un proceso gradual y continuo. Sin embargo, el reciente trabajo publicado en Nature ofrece una perspectiva revolucionaria: el cuerpo humano no se desgasta de manera uniforme a lo largo de la vida, sino que sufre cambios bruscos en momentos específicos. Este estudio, realizado por un equipo internacional de científicos, analiza miles de parámetros moleculares para revelar cómo y cuándo el envejecimiento se acelera.
Un proceso no lineal
Tradicionalmente, se ha pensado que el envejecimiento ocurre de forma constante, con el cuerpo deteriorándose poco a poco a cada año vivido. Los investigadores, mediante el análisis de muestras de sangre, tejidos y otros fluidos biológicos de numerosos sujetos, han identificado dos períodos críticos en los que ocurre una transformación acelerada a nivel molecular.
Estos picos se sitúan aproximadamente a los 44 y a los 60 años. En estas etapas se detectan cambios bruscos en funciones metabólicas, la regulación inmune y en la estabilidad de numerosas moléculas esenciales, como proteínas y lípidos.
Herramientas y hallazgos clave
El estudio se basó en tecnologías avanzadas de secuenciación y análisis bioquímico, permitiendo medir y comparar de manera ultra detallada millones de parámetros que rigen las funciones celulares. Los datos obtenidos muestran que, durante la mayor parte de la vida, ciertos biomarcadores se mantienen relativamente estables.
De manera sorprendente, a partir de las edades señaladas se produce una “sacudida” biológica que marca el inicio de cambios significativos en el organismo. Estos hallazgos sugieren que el envejecimiento no es únicamente el resultado de un proceso acumulativo continuo, sino que implica momentos de transición en los que el organismo se reajusta de manera radical.
La comprensión de estos picos en el proceso de envejecimiento abre nuevas posibilidades para el desarrollo de intervenciones médicas. Si se logra identificar con precisión los mecanismos que disparan estos cambios, será posible diseñar estrategias preventivas y terapéuticas personalizadas para ralentizar o mitigar el impacto de estos procesos. Por ejemplo, futuras terapias podrían centrarse en estabilizar las funciones metabólicas o en reforzar el sistema inmune justo antes o durante estos períodos críticos, con el objetivo de retrasar la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento.
Una nueva era en el estudio del envejecimiento
Este trabajo representa un cambio de paradigma en cómo entendemos el recurso más inevitable de la vida. Al mostrar que el envejecimiento implica cambios bruscos y no simplemente un desgaste lineal, el estudio destaca la importancia de revisar las estrategias de salud pública y de investigación dedicadas a mejorar la calidad de vida en la vejez. Los científicos esperan que estos hallazgos impulsen nuevas investigaciones que profundicen en la biología del envejecimiento y que, en el futuro, permitan a la medicina adelantarse a este proceso para optimizar la salud de la población.
En resumen, la investigación publicada en Nature nos invita a replantear la manera en que concebimos el envejecimiento. En lugar de ver el paso del tiempo como un proceso lento y predecible, ahora se vislumbra como una serie de momentos críticos que, una vez identificados y comprendidos, podrían convertirse en la clave para una intervención temprana y personalizada en el mantenimiento de la salud.
Fuente: Nature
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